martes, 7 de marzo de 2023

PROGRAMA DE VIVIENDAS DE INTERÉS SOCIAL EN LA CIUDAD DE CHICLAYO (PERÚ). URBANIZACIÓN RESIDENCIAL DIEGO FERRÉ (1967).

 

             A lo largo de su historia la vivienda en el Perú ha sido producida desde diferentes sectores. Uno de ellos ha sido el sector Estatal. En esta oportunidad deseo compartir un trabajo de investigación —que he realizado de forma independiente y discontinua— acerca de un programa de  viviendas de interés social concluido hacia 1967, en la ciudad de Chiclayo (Perú),  el cual tuvo como actor principal al Estado. A través de la observación, descripción  y comunicación  de los principales hechos y componentes que formaron parte del  proceso que dio origen a la urbanización residencial Diego Ferré pretendo contribuir a su comprensión y a la sistematización de esta pequeña parte de la información  relativa a los  programas de vivienda ejecutados desde el Estado en la ciudad de Chiclayo (Perú). El trabajo de investigación consta de cuatro partes. En la primera parte, con el propósito de entender el porqué de la construcción —desde el Estado— de una urbanización residencial con las características de la urbanización residencial Diego Ferré es que describo de forma breve cuáles eran las ideas principales que buscaban encontrar una solución al problema de la vivienda en el Perú durante los últimos años de la década de 1950 y gran parte de la década de 1960 —hasta el año 1968—. La segunda parte del trabajo de investigación corresponde a una descripción de hechos, características físicas y características demográficas de la ciudad, así como también, a una breve descripción de las disposiciones  que se dieron desde el Gobierno y que tuvieron un impacto en la vida diaria de la ciudad de Chiclayo durante la época en estudio. Con ello pretendo que usted se haga una imagen del contexto local de la época que le permita situarse  por un momento en aquel tiempo y en aquel espacio. La tercera parte de esta investigación comprende la descripción —a grandes rasgos— de la secuencia de hechos y de las características de los componentes que formaron parte del proceso que dio origen a este programa de vivienda de interés social. Reseño como es que se obtuvo el terreno. Las particularidades del sitio donde fue construido. También, detallo las características propias de la urbanización residencial Diego Ferré. Las características de su diseño urbano. Describo el espacio urbano y los espacios arquitectónicos de las casas que conforman la urbanización resaltando sus singularidades. Para finalizar, la cuarta parte de esta investigación reúne una reflexión final sobre el impacto que ha tenido en la ciudad la urbanización residencial construida —en específico el impacto en su entorno inmediato— y una valoración a grandes rasgos de lo que considero los aciertos y desaciertos del proyecto de diseño construido. Todo ello con el propósito de que —de algún modo— queden documentadas lo que vendrían a ser —según mi criterio— las lecciones aprendidas en este programa de viviendas de interés social ejecutado por  el Estado en la ciudad de Chiclayo y quizá se puedan tener en cuenta —si se considera pertinente— en programas de vivienda futuros.

PRIMERA PARTE

            Durante la época del segundo gobierno del presidente Manuel Prado (1956 -1962) en el Perú coexistían dos posiciones de pensamiento referidas a cómo enfrentar el problema originado por las barriadas. Calderón (2016) explica que una de ellas era de oposición a las barriadas y era defendida por los simpatizantes del urbanismo moderno. La otra posición era de aprobación encubierta a las mismas y era defendida por los simpatizantes del liberalismo pragmático. La primera de las posiciones era encarnada  por Fernando Belaunde  y la segunda por Pedro Beltrán. La posición de Belaunde se afirmaba en una “propuesta de un crecimiento ordenado de la ciudad, el respeto a la propiedad privada, la necesidad de desarrollar la industria de la construcción y una política pública de vivienda construida” (Calderón, 2016, p. 169). Por su parte la posición de Pedro Beltrán “consideraba que no era el Estado a quien correspondía solucionar el problema de la vivienda. Antes bien debía ser la iniciativa privada quien proporcionara la solución y en el caso de los sectores populares, debería promoverse la entrega de lotes sobre los cuales edificar” (Calderón, 2016, p. 169). Es así como con el correr de los años la discusión  entre estas posturas de pensamiento —entre otras— referidas a las barriadas dan como resultado  la Ley N°13517 que fue elaborada en la Casa del Congreso y denominada “Ley Orgánica de Barrios Marginales y aumento del Capital de la Corporación Nacional de  la Vivienda”. La ley fue promulgada por el presidente Manuel Prado y  publicada el 14 de febrero de 1961 —luego se aprobaría el Reglamento de la Ley N°13517, confeccionado por la Corporación Nacional de la Vivienda, por Decreto Supremo N°23 del 21 de julio de 1961—.  Es oportuno el mencionar que como señala Collier (1978): “…esta ley no incluía los programas de Beltrán destinados a incrementar el rol del sector privado en el desarrollo de la vivienda y comprometía al gobierno, aún más ampliamente, en sus programas en las barriadas” (p. 95). Asimismo, Calderón (2016) explica que esta ley revelaba un mayor compromiso del Estado con los menos favorecidos al obligarse a construir las Urbanizaciones Populares de Interés Social y a desempeñar el papel de impulsor de la vivienda sobre la base del pensamiento del autodesarrollo y la autoconstrucción.

            A la luz de los hechos se puede afirmar entonces que el programa de actuación en materia de vivienda descrita —que regiría durante los años siguientes—  no surgió de la noche a la mañana, sino que fue todo un proceso que se fue planificando por los actores involucrados quienes a su vez representaban a sus propios intereses. Al respecto Driant (1991) manifiesta:

Se van perfilando claramente las “dos caras” de la política de vivienda: de un lado un mercado especulativo protegido de la “invasión” popular y apoyado por un sistema financiero subvencionado (las mutuales), y por otro el sustento legal a la apropiación de terrenos públicos por parte de los sectores menos solventes de la población urbana. (p. 114-115)

            Por su parte Calderón (2016) citando a Riofrío expone:

Hacia 1961 se definió, por primera vez en el Perú, una política de vivienda de mediano plazo. Esta política acertadamente ha sido calificada por la investigación social y urbana como de “dos caras” (Riofrío, 1978), pues si bien en términos reales se estructuró en favor de los promotores inmobiliarios, las clases medias y las altas; su retórica nunca dejó de lado a los sectores populares quienes, inclusive, fueron prioridad. (P.190-191)

            Como parte de este programa de actuación en materia de vivienda  el Instituto de la Vivienda —creado por el presidente Manuel Prado por Decreto Supremo n°57 del 23 de setiembre de 1960  “como un órgano del poder ejecutivo encargado de  formular y realizar el programa general de la vivienda tanto urbana como rural”— instituyó el Plan de Vivienda que comprendería el período 1962-1971  “… el cual bajo un espíritu liberal, adjudicó un papel de primer orden a la inversión privada como modo de resolver el problema habitacional. El Estado orientó subsidios hacia la clase media a través del sistema mutual de crédito para vivienda,…” (Calderón, 2016, p. 191).

            Con relación a los sectores menos favorecidos la política de vivienda tuvo como base  la mencionada  Ley N°13517, denominada “Ley Orgánica de Barrios Marginales y aumento del Capital de la Corporación Nacional de  la Vivienda”. Esta ley, según Calderón (2016) nos explica:

Sentó las bases, aunque luego ello no lograría materializarse, para el establecimiento de una relación moderna entre el Estado y los pobladores, que redujera los componentes clientelares y comprometiera al Estado en programas de acceso al suelo ordenado, complementado con acciones de regularización y titulación. (p.193)

            Es así como en los años iniciales de vigencia de esta política de vivienda fundamentada en ideas liberales se proyecta una diferenciación entre los estratos medios y los estratos populares. Asimismo, se revela una falta de coherencia en las propuestas (Calderón, 2016).

           El 18 de julio de 1962 se constituye la Junta de Gobierno —los militares le dan golpe de Estado al presidente Manuel Prado— y se anula el proceso electoral de 1962  —según se lee en el Decreto Ley N° 14170—  “por graves delitos que por su número y extensión vulneran sustancialmente la totalidad del Proceso Electoral realizado el presente año”. Dos días después la Junta de Gobierno  asume las atribuciones legislativas y ejecutivas que confiere la Constitución del Estado de acuerdo al Decreto Ley N°14167 del 20 de julio de 1962. Durante su período de gobierno (1962-1963) por Decreto Ley N°14241 —del 20 de noviembre de 1962— se crea el Banco de la Vivienda con el objeto principal de “promover la inversión de capitales públicos y privados, nacionales y extranjeros en la financiación de viviendas en el país” (Art.1). Asimismo, por Decreto Ley N° 14390 —del 31 de Enero de 1963— se crea la Junta Nacional de la Vivienda con el “objeto de formular , planificar y llevar a cabo los programas de vivienda de interés social en el país, en armonía con la política de vivienda del Estado” (Art.1) .La Junta Nacional de la Vivienda “se constituye en sucesora de la Corporación Nacional de la Vivienda , creada por ley N°10722 y del Instituto de la Vivienda , creado por Decreto Supremo del 23 de setiembre de 1960”(Art.1). También, es relevante señalar que  el 31 de enero de  1963 se da el Decreto Ley N°14391 que declara de necesidad y utilidad pública, el establecimiento de urbanizaciones de interés social que realicen la Junta Nacional de la Vivienda y el Banco de la Vivienda del Perú. Además, el 27 de mayo de 1963 se da el Decreto Ley N°14497 que dispone que la Junta Nacional de la Vivienda y el Banco de la Vivienda del Perú , pueden tomar posesión de los inmuebles que adquieran tan pronto como se produzca la consignación a que se refiere las leyes N°9125 y N°14391. En la práctica —como lo manifiestan los estudiosos del problema de la vivienda en el Perú— la Junta de Gobierno durante su mandato le dio continuidad al programa de actuación en materia de vivienda que se venía dando durante el gobierno de Manuel Prado.

        El segundo domingo de Junio de 1963 —por decreto de la Junta de Gobierno— se realizaron las elecciones generales donde resultó elegido Fernando Belaunde Terry, quien asume funciones como presidente el 28 de julio de  1963. Durante su gobierno el presidente Belaunde realiza un cambio de dirección en lo que se venía haciendo en materia de vivienda y se orienta hacia una política de vivienda construida donde es el Estado quien construye la vivienda social. Este cambio en la dirección en  el programa de actuación en materia de vivienda le originó críticas al presidente Belaunde en especial por no apoyar la autoconstrucción  y por no fomentar una estructura de autoayuda en las barriadas. Al respecto Kahatt (2015) explica que el presidente Belaunde se negó a aceptar que sea el Estado quien debiera fomentar el diseño de urbanizaciones populares y menos aún intervenir en la elaboración de propuestas de mejoras y de saneamiento de las barriadas. Belaunde consideraba que se tenía el deber de asegurar la calidad de vida de los habitantes desde la arquitectura y el urbanismo a través de la entrega de una vivienda terminada. Por su parte  Collier (1978)  nos dice al respecto:

Durante el gobierno de Belaunde, las más importantes inversiones en viviendas tuvieron muy poca relación con las necesidades de los sectores populares. En cambio se privilegió hermosos proyectos para familias de clase media y media - alta.  En parte, esta preferencia puede ser atribuida a la naturaleza de la base de apoyo político de Belaunde que más procedía de las clases media y media - alta que de los sectores populares. Es digno de mencionarse que algunos de los habitantes de los tugurios, erradicados para hacer posible la construcción del más notable de estos proyectos —San Felipe— fueron reubicados en barriadas. (p.100)

            También, es preciso referir que según Collier (1978) “el programa de desarrollo de Belaunde estaba dirigido al Perú rural” (p.99). , donde también gozaba de gran aceptación electoral. El presidente Belaunde creía en la descentralización y pensaba que “los fondos empleados en las áreas urbanas para mejorar las barriadas atraerían más migrantes a las ciudades, debilitando, en esta forma, el efecto positivo de sus otros programas” (Collier, 1978, p.100).

            Durante el gobierno del presidente Belaunde el trabajo de la Junta Nacional de Vivienda —en adelante JNV— no fue el deseable para los estratos menos favorecidos. Al revisar los reportes de resultados enviados por la JNV para que se integren en los mensajes presidenciales de cada veintiocho de julio se evidencia que el entusiasmo de los primeros años va decayendo de forma progresiva hacia el fin del gobierno. Esto debido a que no podían cumplir con sus objetivos.  

            En el primer año de gobierno (1963-1964)  la nueva administración de la JNV continuó la labor pendiente de las anteriores administraciones. Se terminaron  las obras en ejecución  y aquellas obras que solo habían culminado su primera etapa. Asimismo, se realizaron estudios para terminar las obras incompletas. La nueva administración consiguió las “modificaciones necesarias a los convenios vigentes” —entre ellas las obras del contrato Perú – BID por ejemplo— y suscribió convenios con el Fondo de Jubilación Obrera y la Caja de Pensiones del Empleado para encauzar “los recursos sociales a la inversión en viviendas de las clases trabajadoras” (Presidente del Gobierno del Perú,1964, p. 292).  En el reporte de la JNV se puede leer “nunca en el Perú se han emprendido simultáneamente en tal magnitud programas de vivienda de interés social” (Presidente del Gobierno del Perú, 1964, p. 292).  Asimismo, señala que la JNV destina “gran parte de sus recursos y de su personal a la atención de los barrios marginales de toda la República en los procesos de legalización, remodelación y saneamiento” (Presidente del Gobierno del Perú, 1964, p. 293). Además, indica que ya se habían culminado “los procesos de legalización en  ciudades que como Chincha, Iquitos, Chiclayo y Trujillo no habían sido atendidas anteriormente” (Presidente del Gobierno del Perú, 1964, p. 293).  La JNV elaboró —durante los últimos meses de 1963 y los primeros de 1964— un Estudio del Mercado de Vivienda que serviría de base para precisar los programas a realizar en los próximos años los cuales permitirían la elaboración de “proyectos de grupos habitacionales de diversa magnitud” con “énfasis a los  programas de construcción departamentales” (Presidente del Gobierno del Perú, 1964, p. 293).  Asimismo, preparó un Plan de Vivienda que abarcó 38 ciudades del país, el cual permitiría dar continuidad a  los programas que se venían ejecutando y llegar a acuerdos de créditos internacionales que incrementarían su capacidad operativa  (Presidente del Gobierno del Perú, 1964).  La JNV contaba con unidades de operaciones que se ubicaban en las ciudades de: Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Lima, Ica, Arequipa, Mollendo, Ilo, Tacna, Huánuco, Huancayo, Cuzco, Puno e Iquitos (Presidente del Gobierno del Perú, 1964). Las inversiones de la JNV entre el 31 de julio de 1963 y el 30 de abril de 1964 ascendieron a S/.222´106,804.75 entre los fondos de la República, los fondos del convenio  Perú-BID y los créditos para viviendas Perú- BID (Presidente del Gobierno del Perú, 1964). En el segundo año de gobierno 1964-1965 las inversiones de la JNV —entre el 1 de mayo de 1964 y el 30 de abril de 1965— ascendieron a S/.575´674,731.89 entre los fondos de la República, los fondos del convenio  Perú-BID y los créditos para viviendas (Presidente del Gobierno del Perú, 1967). En el tercer año de gobierno 1965-1966 la JNV continuó atendiendo el problema de la vivienda. Ejecutó obras en diversas  ciudades del país —entre ellas Talara, Piura, Chiclayo, Trujillo, Chimbote, Ranrahirca, Cochahuaín, Lima , Ica, Arequipa, Mollendo, Ilo, Moquegua, Tacna, Puno, Juliaca, Cuzco, Huancayo, Huánuco e Iquitos— en cooperación con el Fondo de Jubilación Obrera, la Caja de Pensiones del Seguro Social del Empleado, el Banco de la Vivienda, las Asociaciones Mutuales de crédito para vivienda ,el Banco Central hipotecario del Perú entre otras instituciones (Presidente del Gobierno del Perú, 1966).  Asimismo, promovió la ejecución de diferentes obras a través de “empresas dedicadas a viviendas de interés social que se han organizado al amparo de las amplias exoneraciones tributarias concedidas por el Gobierno” (Presidente del Gobierno del Perú, 1966, p. 372).  Además, la JNV fue concluyendo las obras que, se iniciaron en  administraciones anteriores y que estaban ejecutándose  o estuvieron inconclusas durante varios años —son los casos del “programa financiado  mediante contrato celebrado entre el Gobierno Peruano y el Banco Interamericano de Desarrollo” (Presidente del Gobierno del Perú, 1966, p. 372) y  el de las Unidades Vecinales de Lima —Matute, Mirones y Rímac— y  Cuzco —Mariscal Gamarra—. Además, durante este período se le dio mayor énfasis a las inversiones de programas provinciales (Presidente del Gobierno del Perú, 1966).  La JNV realizó labores de construcción de viviendas, obras de saneamiento —la mayoría de ellas ubicadas en barrios marginales—remodelación de lotes y expedición de títulos provisorios en Lima, Chimbote, Tacna y Arequipa (Presidente del Gobierno del Perú, 1966).Este fue el período en que más inversiones se realizaron. Entre el 1 de mayo de 1965 y el 30 de abril de 1966 las inversiones ascendieron a S/.779’ 260, 282.57 entre los fondos de la República, los fondos del convenio  Perú-BID y los créditos para viviendas (Presidente del Gobierno del Perú, 1967). Durante el período 1966-1967 la JNV reportó que continuaba “atendiendo el problema de la Vivienda en el país dentro del plan de desarrollo económico y social del Gobierno” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.406). Durante este período se comienza a evidenciar el desánimo que se iba apoderando de la institución. En el reporte se puede leer: “En el curso del último año, no obstante las restricciones presupuestales que han limitado notablemente sus inversiones, se ha licitado obras por un total de S/.156´672,396.50, correspondientes a los Departamentos de Lima, Trujillo, Loreto y Lambayeque” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.409).  Estas obras comprendían obras de saneamiento y electrificación, obras comunales y  construcción de viviendas. Las inversiones en este período ascienden a S/.506’ 004, 555.64. Es en este período en el que la JNV comienza a ejecutar obras con fondos de otras entidades además de las realizadas con los fondos de la República, con los fondos del convenio Perú BID y con Créditos para viviendas (Presidente del Gobierno del Perú, 1967).Durante el período 1967-1968 el desánimo que se apoderaba de la JNV se hizo más evidente. En el reporte se puede leer:

La Junta Nacional de la Vivienda , encargada por la Ley de su creación N°14390, de la ejecución del Plan Nacional de Vivienda, ha continuado desarrollando su labor aun cuando notoriamente restringida a causa de la escasez de los fondos puestos a su disposición a través del Presupuesto Funcional de la República. (Presidente del Gobierno del Perú, 1968, p.259)

            En este período, con un personal especializado reducido al mínimo, la JNV concluyó y entregó 1670 viviendas y 1,331 departamentos de la última etapa del conjunto Residencial de San Felipe, estas obras nos dice el informe  “en su mayor parte corresponden a programas cuyas obras de urbanización y construcción de las viviendas mismas, le fueron encargadas por entidades que disponen de fondos de reserva para asistencia social,…” (Presidente del Gobierno del Perú, 1968, p.259).  Entre el 1 de mayo de 1967 y el 31 de marzo de 1968 las inversiones ascendieron a S/. 247´368,979.00 las cuales comprendían fondos pertenecientes a la JNV y los obtenidos para el “financiamiento de programas por cuenta ajena” (Presidente del Gobierno del Perú, 1968, p.261). El párrafo final del reporte —correspondiente a este período— revela el grado de desánimo e insatisfacción que se vivía en la JNV. Nótese el énfasis que se pone en el carácter técnico de la institución. En el reporte se puede leer:

Parece innecesario insistir en la urgencia de dotar a esta Entidad del sub Sector Público Independiente , de los fondos necesarios para cumplir con la función de asistencia social ,eminentemente técnica que le asigna la ley , en cuanto a la legalización , saneamiento y remodelación de los llamados Barrios Marginales, y a la construcción de viviendas de interés social para los grupos de población más necesitados , pues de otro modo, dicha entidad, o cualquiera otra que tenga a su cargo función tan importante en el desarrollo socio económico de la Nación, estará materialmente imposibilitada para ejecutar los programas ya estudiados y los nuevos que por iniciativa parlamentaria o propia decisión de los organismos técnicos de la Junta, se considere que reúnen los requisitos de prioridad y urgencia para su ejecución. Los exiguos fondos asignados a la Junta Nacional de Vivienda a través del Presupuesto Funcional de la Republica para el año de 1968, obligarán a esta entidad a limitarse a complementar programas ya iniciados en ejercicios anteriores, dentro de sus posibilidades de Caja.  (Presidente del Gobierno del Perú, 1968, p.265)

            A continuación presento  algunos de los comentarios de estudiosos de la vivienda referida al trabajo de la JNV y del papel que esta desempeñó durante el gobierno del presidente Belaunde. Collier (1978)  manifiesta:

A fines de la década del 60, la JNV era odiada en las barriadas, gracias al notorio contraste entre las expectativas estimuladas por la ley 13517 y el fracaso de esta institución para desarrollar, como se había planeado, el programa de urbanizaciones populares y para remodelar y legalizar las barriadas existentes.(p.101)

Por su parte, Calderón (2016) refiere: “El pobre desempeño de la JNV entre 1963-1968 obedeció a razones de decisión política y de los costos que involucraba el modelo planteado por la ley” (p.260). Asimismo, Kahatt (2015) nos dice: “…, la JNV se convirtió en uno de sus principales puntos de apoyo para materializar las ideas urbanas de Belaunde en proyectos de vivienda…De este modo, la JNV se convertía en una extensión política del gobierno” (p.205). El problema que se evidenciaba era que la materialización de las ideas urbanas del presidente Belaunde descuidaba a los grupos de la población que estaban más necesitados de encontrar una  solución a su problema de vivienda. Sin embargo, es preciso mencionar que esta oposición inicial del presidente Belaunde al programa de actuación en materia de vivienda —es decir, a la idea de promover urbanizaciones populares y a la autoconstrucción— cambio parcialmente cuando acepta la idea para la realización del  concurso de PREVI a cargo de Peter Land —que trabajaba en el Banco de la Vivienda— quien le propone, en 1966, al presidente Belaunde “un proyecto de planificación y construcción de un nuevo barrio que pusiera en práctica los principios de baja altura y alta densidad” (Land, 2015, p.35-36). Respecto a este planteamiento Kahatt (2015) explica:

Así se planteó conjugar en una obra de grandes dimensiones un experimento de vivienda que incluyera lo aprendido en los lotes-y-servicios, pero que superara ampliamente las limitaciones cotidianas de pobreza y escasez absoluta de insumos. De esta forma, quedarse en la base de un cerco perimetral o de una ordenación de lotes quedaba fuera de las expectativas del arquitecto- presidente. En cambio, se pensaba proponer una unidad vecinal para ser terminada por los habitantes; en otras palabras, una obra-abierta colectiva materializada en el PREVI. (p.209)

            Como un dato adicional el concurso para el nuevo barrio  “se inició el 10 de febrero de 1969” y “el proyecto fue construido y terminado en 1973 bajo el nuevo gobierno, esencialmente tal como había sido formulado” (Land, 2015, p.36-37). 

            Un último hecho que considero importante referir —en esta breve descripción acerca del  debate en materia de vivienda que se produjo durante esa época— es acerca del escrito que en 1966 realizó Jhon Turner (2018) —en base a su experiencia laboral en Perú— donde sometió a discusión una hipótesis que sostenía que “los fracasos de las políticas y los programas de vivienda popular  —y también de control del crecimiento urbano— son parcialmente debidos a la mala interpretación de la naturaleza de la vivienda” (p.79). En su escrito Jhon Turner sostiene que “la realidad del lugar habitacional reside en sus atributos tal y como son percibidos y experimentados, y no en sus formas o condiciones materiales” (p. 79).  Turner (2018), concluye:

El problema de la vivienda, a diferencia de problemas económicos como el empleo y la distribución de la riqueza, es un problema ligado al uso adecuado de los recursos disponibles para la construcción, y no se soluciona forzando todos los recursos indiscriminadamente para la producción del máximo número de viviendas que cumplan los estándares modernos. (p. 79)

            La conclusión de este escrito revela pues una crítica evidente a lo que se venía haciendo en el Perú en materia de vivienda durante el gobierno del presidente Belaunde donde predominó la valoración cuantitativa de la vivienda lo que Turner (2018) consideraba un error, ya que la meta que se establecía se hacía inaccesible y en consecuencia perjudicial. Turner (2018) sostenía que se debía hacer una valoración cualitativa de la vivienda. Era crítico con los proyectos que se usaban desde el Estado  para solucionar el problema de la vivienda, ya que al no adaptarse a los factores o circunstancias que afectaban la vida de los usuarios futuros propendían a recrudecer los inconvenientes de orden social, económico y político en lugar de solucionarlos.

SEGUNDA PARTE

            Hacia el año 1961, la ciudad de Chiclayo —como capital del departamento de Lambayeque— contaba con  una población de 95,667 habitantes. Era la cuarta ciudad más poblada del Perú (INEI, 1996). Según Pastor (1967) en esa época el proceso de urbanización y de vivienda iba adquiriendo una mayor importancia en varias ciudades del país. Una de ellas era la ciudad de Chiclayo. Conforme a los datos del censo de vivienda de 1961 Chiclayo —como ciudad—  tenía una tasa de crecimiento de 4.998 % y la magnitud de su población era de 76,790 habitantes —esta información se elaboró en base a la población que el día del censo habitaba “viviendas familiares”. Asimismo, el número total de casas independientes y de departamentos en edificio era de 11,367 unidades. De las cuales 5,685 no tenían servicios y 2,054 contaban solo con electricidad. Además, el número total de casas de vecindad era de 2,055 de las cuales 972 estaban hacinadas.  Por otro lado, la población que habitaba en estas casas de vecindad era de 8,936 personas  de las cuales 6,065 vivía en condiciones de hacinamiento. El promedio familiar —calculado en base a estos datos del censo de 1961— era de 5.9 personas por vivienda.  Dos años después —hacia 1963—  las condiciones de la ciudad variaron en especial en lo referido al acceso a servicios. Al respecto Collin (1984)  manifiesta:

El recuento de la Junta de la Vivienda de 1963 establece que hay en la ciudad 11,105 habitaciones y 2,700 locales comerciales… del total, 3,000 son habitables, 2,300 son de material noble pero en estado deplorable, y 5,600 en las barriadas. 5,200 viviendas tienen agua corriente y 6,200 electricidad. (p. 369)

            Considero importante el señalar que entre 1963 y 1968 la extensión de las superficies construidas de la ciudad de Chiclayo varió de 550 hectáreas —en 1963— a 880 hectáreas —en 1968 (Collin, 1984). En cinco años la ciudad  aumentó su superficie construida en un 62.5 %. Al respecto Collin (1984) explica:

…el gran despegue de la construcción se debió a la creación de la Junta de la Vivienda en 1963 cuyos efectos se hacen sentir a partir de 1965. Su acción se ejerce en dos dominios. Por una parte, la construcción de casas independientes o grupos de dos a seis viviendas para la clase media, con un crédito asegurado por el Banco de la Vivienda y la Caja de ahorros: son las urbanizaciones o nuevos barrios planificados al oeste de la ciudad. Por otra parte, la viabilización de los barrios obreros populares con fondos prácticamente perdidos de las Naciones Unidas, de la Alianza (O.E.A.) (sic) y del gobierno peruano que hace desde 1963 un gran esfuerzo , aquí como en todas las grandes ciudades de la Costa. (p.368)

            Entre julio de 1963 y abril de 1964 se encontraban  en ejecución, en la ciudad de Chiclayo, programas de viviendas en las urbanizaciones Bolognesi, Quiñones y San Carlos. Estos programas—que fueron iniciadas por administraciones de la JNV anteriores al gobierno del presidente  Belaunde—  fueron financiados por el convenio Perú-BID y  se fueron terminando progresivamente en los años siguientes (Presidente del Gobierno del Perú, 1964). Entre el 1 de mayo de1967 y el 31 de marzo de 1968  se concluían en Chiclayo obras de urbanización y vivienda en las urbanizaciones Pascual Saco Lanfranco  y Diego Ferré (Presidente del Gobierno del Perú, 1968).En el contexto comercial,  hacia  1965, Chiclayo poseía “el mayor número de empresas mayoristas y de transporte caminero de todo el norte” (Collin, 1984, p.361). Por otro lado, considero  oportuno  el mencionar que desde el Gobierno se dieron algunas disposiciones que influyeron en la vida cotidiana de la ciudad. En principio, el 23 de julio de 1965 se establecía por Resolución Suprema N°271 los sueldos y  salarios mínimo vitales en el departamento de Lambayeque. Estos estaban referidos a  “…las Ramas de Industria, Comercio, Banca, Crédito y Seguros, Transportes, Servicios, Minería y Ocupaciones Conexas, y Pesquería y ocupaciones conexas”. De manera increíble esta resolución establecía una diferenciación entre los sueldos y salarios mínimos de la provincia de Chiclayo con los del resto de provincias del departamento. Para la provincia de Chiclayo se establecía un sueldo mínimo para “Empleados hombres y mujeres de S/. 950.00” y un salario diario mínimo para los “Obreros, hombres y mujeres de S/.26.00”. Para las demás provincias del departamento de Lambayeque se establecía un sueldo mínimo para “Empleados hombres y mujeres de S/. 800.00”  y un salario diario mínimo para los “Obreros, hombres y mujeres de S/.23.00”. Para hacernos una idea de la equivalencia con el valor de la moneda actual del mayor de los  montos —que corresponde al sueldo de empleados de la provincia de Chiclayo— este es mucho menor a S/ 0.01 céntimo de Sol actual, redondeando el monto equivale a cero con un millonésimo de Sol. Asimismo, al año siguiente, el 11 de febrero de 1966 por Ley N°16064 se transfiere a las municipalidades de Chiclayo y Pimentel, la partida de S/. 1´000,000.00 para la construcción de una autopista entre estos dos distritos. También, el 12 de julio de 1966  por Ley N° 16205 se creó la Corporación de Fomento y Desarrollo Social y Económico del departamento de Lambayeque —en adelante la CFDSEDL— cuya principal atribución era “planificar y ejecutar la promoción y desarrollo social y económico del departamento de Lambayeque” (Art.3), para ello, debían formular un plan de desarrollo que tenía como uno de sus objetivos básicos un “Programa de Saneamiento Ambiental referido a estudios y costos de agua y desagüe para las ciudades del Departamento, así como a Planes de Vivienda e instalación de nuevos centros poblados y servicios afines” (Art.4). Durante el segundo semestre de 1966, la CFDSEDL realizó una inversión de S/. 13´285,167.20 destinada en forma básica a obras ejecutadas “en la Sectorial de Saneamiento (60%) y Sectorial de Construcciones Urbanas (38%)” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.433).  Entre las más importantes ejecuciones tenemos: Obras viales como la “Construcción de la Carretera Santa Rosa - Monsefú - Eten” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.433).  Obras de Irrigación en donde destaca entre otras el “Estudio de Mejoramiento de riegos en los Valles: La Leche [y] Zaña”, así como también, la “Perforación de Pozos en Zonas Rurales” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.433). Obras eléctricas como el “Estudio de la electrificación del Departamento” y el “Tendido de Redes de Baja Tensión en los Barrios Marginales de Chiclayo” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.433). Obras sanitarias entre las que destaca la “Instalación de redes de agua y desagüe en los Barrios Marginales: Zamora y San Martín de la ciudad de Chiclayo” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.433).  Obras de Desarrollo Urbano como la “Construcción del Mercado de Abastos de Lambayeque… Construcción del Mercado Moshoqueque en Chiclayo; Construcción del Mercado de Chiclayo” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.434).  Para el año 1967 la Corporación contaba con proyectos de inversión en estudios y obras de los  sectores “Irrigación y Fomento Agropecuario”, “Industrias”, “Transporte”, “Saneamiento”, “Construcciones Urbanas” y “Energía” (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.434). Para finalizar considero importante el mencionar  que el 20 de junio de 1967 se da la Ley N°16594 “Declarando de necesidad y utilidad pública la Remodelación, Saneamiento y Legalización del Barrio Marginal “El Porvenir” de la Provincia de Chiclayo…” (Art.1). Estas eran pues algunas características que presentaba la ciudad de Chiclayo y sus alrededores en la época en la que se  construyó la Urbanización Residencial Diego Ferré cuyas características detallaremos a continuación en la tercera parte de este trabajo de investigación.

TERCERA PARTE

            El conocimiento con el que cuento acerca de la urbanización residencial Diego Ferré de Chiclayo (Perú) ha ido variando a lo largo del tiempo. En un inicio era un conocimiento superficial  fruto de lo que  percibía  al circular como peatón por las vías perimetrales de la urbanización. Ahora, el conocimiento es un poquito más extenso y un poquito más profundo producto de la observación y el análisis realizado —para este trabajo de investigación— de los espacios urbanos y de los espacios arquitectónicos que la conforman. Durante  las visitas que he tenido oportunidad de realizar a la urbanización he podido identificar algunos rasgos que me parecían haberlos visto antes en el Proyecto Experimental de Vivienda (PREVI) en Lima. Es oportuno referir aquí que la urbanización residencial Diego Ferré se construyó unos años antes que se convocara al concurso del  PREVI que —como mencioné en la primera parte de esta investigación— fue el 10 de febrero de 1969. Por ello, con la finalidad de hacer evidentes los rasgos identificados  —según mí criterio— como similares entre ambos proyectos decidí seguir en esta tercera parte del trabajo de  investigación — y en la medida de que me sea posible— el esquema de contenido desarrollado por Peter Land —el año 2015— para presentar la información de su publicación acerca del Proyecto Experimental de Vivienda (PREVI) en Lima. El contenido de esta tercera parte del trabajo de investigación quedó entonces estructurado de la siguiente manera: en primer lugar, iniciaré con la ubicación de la urbanización residencial Diego Ferré. En segundo lugar, desarrollaré los aspectos referidos a la organización del proyecto. Estos comprenden el sitio, la propiedad y los costos de la casa, la singularidad del proyecto, los vehículos y estacionamientos, la tecnología de construcción y la construcción de las casas. En tercer lugar, desarrollaré los aspectos referidos al diseño urbano. Estos incluyen la urbanización construida donde se tratará la organización de las casas, de las agrupaciones y de los accesos. También, incluye el espacio urbano donde se verán las zonas recreativas y de estar y el carácter espacial urbano. Asimismo, comprende al diseño urbano donde se verá la forma de las casas y agrupaciones. Desarrollaré aquí la forma de casas,  la forma de las agrupaciones y las formas de las plazas. Además, se verán  las calles peatonales, plazas y jardines. Desarrollaré aquí  las calles peatonales de acceso, las calles peatonales interiores, las plazas y los jardines. En cuarto lugar, desarrollaré los aspectos referidos al  agrupamiento y características de las casas. Se verá el agrupamiento de las casas, su planificación, los planos de la casa, el concepto de la casa, las unidades construidas, el diseño de la casa, los tamaños de las casas, la arquitectura como arte, las características especiales de las casas , el sistema estructural , todo ello complementado con imágenes exteriores e interiores de la urbanización residencial Diego Ferré. Veamos a continuación el desarrollo.

URBANIZACIÓN RESIDENCIAL DIEGO FERRÉ DE CHICLAYO

            La urbanización residencial Diego Ferré se ubica al noroeste del Perú en el distrito  de Chiclayo, provincia de Chiclayo y departamento de Lambayeque. La ciudad de Chiclayo  tiene  las siguientes coordenadas geográficas: latitud sur  6°46´22,00´´ y  longitud oeste  79°50´13,00´´ (IGN). Como se puede ver en la imagen aérea de la Figura 1 la urbanización se encuentra ocupando la parte oeste  de una manzana ubicada hacia el suroeste del centro de la ciudad.

Figura 1

Ubicación de la urbanización residencial Diego Ferré.

 Fuente: ver código FF1.

ORGANIZACIÓN DEL PROYECTO.

EL SITIO. La urbanización residencial Diego Ferré se proyectó dentro de un terreno ubicado al sur oeste del centro de la ciudad. Exterior y contiguo al denominado “Chiclayo Cuadrado” —que es el área de la ciudad delimitada por las avenidas Pedro Ruiz, Sáenz Peña, Francisco Bolognesi y Santiago Luis Gonzáles, lo denominan  cuadrado, pero la verdad es que no tiene esa forma geométrica. El terreno de la urbanización se encuentra comprendido dentro de los siguientes linderos: por el oeste linda con la avenida Santiago Luis Gonzáles. Por el norte linda con la avenida Francisco Bolognesi. También, unos años después, con el conjunto edificado para el Seguro Social del Empleado, inaugurado  —como se puede leer en su placa recordatoria— el 27 de mayo de 1972. Por el sur linda con la calle Junín y por el  este linda con propiedad de la familia Vásquez Vasallo —es probable que  también lindó con propiedad de la familia Vasallo Pestalardi. El área total del terreno es —de forma aproximada— de 12,188.14 m2. Para alcanzar esta área se tuvieron que realizar, en el año 1965, algunas expropiaciones de terrenos a solicitud de la Junta Nacional de la Vivienda al amparo de la Ley N°14391. La primera expropiación se decreta por Resolución Suprema N°9 - F del 1 de febrero de 1965. El terreno expropiado comprendía un área de 1,255 m2 y era de propiedad de la familia Vásquez Vasallo. La segunda expropiación se decreta por Resolución Suprema N°79 - F del 27 de agosto de 1965. El terreno expropiado comprendía un área de 9,229.80 m2 y era de propiedad de Hermann Zoeger Sch. Sucesores —una parte del terreno de esta última expropiación, de forma aproximada unos 1,691m2, se usaría para la construcción del conjunto del Seguro Social del Empleado— ambos terrenos pasaron a ser propiedad de la Junta Nacional de la Vivienda tal como lo estipulaba el Decreto Ley N°14497 del 27 de mayo de 1963. De lo anterior se deduce que la JNV era propietaria ,antes de las expropiaciones, de unos  3,394 m2 del total del terreno. Según el mapa de peligros elaborado por INDECI – PNUD (2003) la zona donde se ubica el terreno se caracteriza por la existencia  de inundaciones temporales. Asimismo,  por ser  una zona conformada por suelos que no se expanden y que tienen posibilidad de presentar licuación. El peligro de la zona fue calificado como alto. En la figura 2 se puede observar  la ubicación del terreno con relación al centro de la ciudad. Una distancia relativamente corta.Son solo ocho cuadras las que separan al terreno del centro de la ciudad.Alrededor de unos quince minutos caminando a una velocidad promedio de un metro por segundo.

Figura 2

El sitio.

Fuente: ver código FF2.

PROPIEDAD Y COSTOS DE LA CASA. Las obras de la urbanización residencial Diego Ferré fueron ejecutadas desde la Junta Nacional de la Vivienda con el financiamiento de la Caja de Pensiones del Seguro Social del Empleado —El monto del financiamiento ascendió a 12´000,000.00 de soles (Osterling, 1981). La ejecución comprendió las obras de urbanización y la construcción de 78 viviendas (Presidente del Gobierno del Perú, 1968). Las viviendas construidas estaban dirigidas a la clase media —como se vio en la primera parte de esta investigación esa era la idea del presidente Belaunde— de forma especial para empleados que realizaban contribuciones al Seguro Social del Empleado. El Programa de Viviendas de Interés Social ofrecía casas de diferente costo. Este costo variaba en atención a su posición dentro de la urbanización y al tamaño de la casa. De acuerdo a los cálculos que he realizado en base al monto del financiamiento, el costo de las casas de 95.48 m2 construidas en lotes de terreno de 78 m2 —estas eran las casas más pequeñas ubicadas hacia el interior de la urbanización— pudo ser de forma aproximada de 124,662.00 soles.

            El  Proyecto de Ley de la Caja de Pensiones del Seguro Social del Empleado —entidad que financió el programa— fue promulgado por Decreto Supremo del 11 de julio de 1962 y su contenido se adicionó a la Ley N° 13724 Ley del Seguro Social del Empleado —dada el 18 de noviembre de 1961. A continuación presento algunos datos que considero relevantes de esta Ley que nos permitirán entender y hacernos una idea más clara de la manera en que se podían adquirir las casas construidas con el financiamiento de esta Caja. La Caja de Pensiones del Seguro Social del Empleado a través de su fondo de reserva realizaba inversiones a largo plazo. Una de estas inversiones era en “préstamos con garantía hipotecaria a los asegurados y en la adquisición o construcción de viviendas para ser vendidas a los beneficiarios de esta Ley” (Art.91° b). Una parte del patrimonio de la Caja de Pensiones estaba constituido por las contribuciones de los asegurados y de los empleadores. (Art.84° a).  La contribución de los asegurables era — hasta diciembre de 1964— del 3% de los sueldos. Quizá, esta contribución fue incrementada hacia 1966 a 4.5% de los sueldos (Art.85). La contribución era dividida de la siguiente manera 2/3 de la contribución a cargo del empleador y un tercio de la contribución a cargo del empleado (Art.87). En el caso de que el sueldo del asegurado sea un monto menor al “sueldo mínimo asegurable”, el empleador se hacía cargo de la totalidad de la contribución (Art.88). Entre los principales requisitos que debían cumplir los asegurados para acceder un préstamo hipotecario se tenían los siguientes: En primer lugar, la cantidad máxima que podía ser prestada al asegurado estaba establecida en tablas —formuladas por la Caja de Pensiones— según el monto del sueldo del asegurado, “tomando como base que las amortizaciones de capital e intereses no deben sobrepasar el 40 % del sueldo o sueldos que el empleado disfrute y por los cuales paga cotización” (Art.94 a).  En segundo lugar, el préstamo no debía ser mayor “al 85 % del valor comercial del inmueble dado en garantía,…” (Art.94b). En tercer lugar,  el plazo máximo del prestamos era de 20 años, “y deberá cubrirse mediante pagos mensuales que comprendan los intereses devengados y abonos a cuenta de amortización de capital;” (Art.94c). En cuarto lugar,  el  interés no debía ser mayor “del 9% anual de los saldos insolutos [no pagados]” (Art.94 d). Además, estaba establecido que los préstamos hipotecarios se debían dedicar a los finalidades que a continuación se detallan: “I) adquisición de terrenos en los que deberá construirse la vivienda del asegurado”; II) adquisición o construcción de casa-habitación para el asegurado; III) mejoras o reparaciones de las mismas; IV) Redención de gravámenes que soporten tales inmuebles” (Art.94 f) Asimismo, la venta de la vivienda a los asegurados podía hacerse en dos modalidades. A través de una “venta a plazo con garantía hipotecaria” o a través de una venta “con reserva de la propiedad” (Art.94g).

SINGULARIDAD DEL PROYECTO. En este punto debo señalar dos rasgos que hicieron singular al proyecto de la urbanización residencial Diego Ferré. El primero es que estuvo conformado por casas independientes de baja altura en una urbanización con una densidad alta. En un inicio su densidad neta aproximada era de 705.88 hab. / ha  y su densidad bruta aproximada era de 386.78 hab. / ha. El segundo es que la urbanización fue y es en esencia una urbanización peatonal. Ninguna vía vehicular la atraviesa en su totalidad. Los autos solo ingresan hasta las bahías o bolsas de estacionamiento. Pienso que estos dos rasgos mencionados —y que hacen singular al proyecto de la urbanización residencial Diego Ferré— son compartidos en esencia con el Proyecto Experimental de Vivienda (PREVI). Asimismo, considero que es oportuno el mencionar que en la época en que se ejecutó el proyecto de la urbanización residencial Diego Ferré este era el único proyecto de este tipo desarrollado por la Junta Nacional de la Vivienda en Chiclayo.

VEHICULOS Y ESTACIONAMIENTO. La urbanización residencial Diego Ferré limita con dos vías principales de la ciudad —la avenida Francisco Bolognesi y la avenida Santiago Luis Gonzales— esto permite a los residentes un acceso rápido al servicio de transporte privado y  al transporte público de la ciudad. El conjunto cuenta con dos bahías —o bolsas— de estacionamiento con acceso desde cada una de las vías perimetrales principales. Estas bahías de estacionamiento se encuentran ubicadas al costado de las plazas norte y sur de la urbanización. El índice de estacionamiento es en forma aproximada de una plaza por cada tres casas de la urbanización. No se distingue bahías —o bolsas— de estacionamientos para visitantes. Son plazas de estacionamientos abiertas y no permiten su crecimiento progresivo. En la actualidad su capacidad está totalmente rebasada. Lo que se evidencia en el uso que se hace de las vías de acceso como estacionamiento.

TECNOLOGÍA DE CONSTRUCCIÓN. En la construcción de la urbanización se utilizaron materiales disponibles en el mercado de la época. De forma general eran materiales cuyo proceso de producción originaba el consumo de grandes cantidades de energía como lo son los procesos de producción del ladrillo, del acero, del cemento, etc. A la luz del tiempo transcurrido se evidencia que la tecnología constructiva empleada permitió —y aún permite— que las casas resistan las diferentes intensidades de los fenómenos sísmicos que afectaron la ciudad. Es preciso el mencionar que la manera en que se utilizó la tecnología constructiva de la época contribuyó a enriquecer la propuesta espacial de la urbanización residencial Diego Ferré.

CONSTRUCCIÓN DE LAS CASAS. La ejecución de la obra se inició el año 1966 cuando la Junta Nacional de la Vivienda  comienza a utilizar fondos de otras entidades en sus inversiones (Presidente del Gobierno del Perú, 1967, p.407).  Para la construcción de las viviendas se utilizó un sistema estructural plano ya conocido en la época. Es decir, el proyecto no trajo consigo algún tipo de innovación en materia constructiva.

DISEÑO URBANO. La propuesta de diseño urbano comprendió el planteamiento en la urbanización de la distribución de las casas, la distribución de los espacios urbanos, la distribución de las bahías o bolsas de estacionamiento y el diseño de los pavimentos.

LA URBANIZACIÓN CONSTRUIDA.

Organización de las casas, de  las agrupaciones y de los accesos. La urbanización residencial Diego Ferré —construida en una sola etapa— consta de setenta y ocho casas de dos pisos organizadas en siete agrupaciones, manzanas o bloques las cuales se encuentran contenidas dentro de tres tramas de diseño como se puede ver en la Figura 3. La primera trama —hacia el norte— está alineada con la avenida Francisco Bolognesi  y contiene cuatro agrupaciones de casas. La segunda trama —hacia el oeste— está alineada con la avenida Santiago Luis Gonzales y contiene dos agrupaciones de casas. Por último, la tercera trama —hacia el este— está alineada con la propiedad de la familia Vásquez Vasallo y contiene una agrupación de casas. La urbanización presenta tres accesos exclusivos para peatones de los cuales dos se ubican en la avenida Bolognesi —hacia el norte— y uno se ubica en la calle Junín —hacia el sur que en la actualidad está tapiado. Asimismo, presenta dos grupos de accesos que son a la vez peatonales y vehiculares. Los peatonales se ubican a los costados de los vehiculares —uno de los accesos peatonales en cada ingreso están en la actualidad bloqueados por improvisadas casetas de vigilancia. Los accesos vehiculares conducen hacia las bahías o bolsas de estacionamiento. Las calles peatonales son continuas y conducen hacia las casas, se integran entre si y en algunos casos desembocan en los espacios urbanos. Por el contrario, las calles vehiculares son ciegas, es decir, solo son de utilidad para acceder a las bahías de estacionamiento. En la urbanización es posible distinguir como la circulación principal a la circulación que se inicia en la avenida Santiago Luis Gonzales y conduce —de oeste a este— hacia la plaza sur. Como elementos urbanos en la urbanización se pueden identificar calles peatonales, plazas con bancas, jardines, etc. Con relación a las plazas una de ellas es irregular —la de mayor dimensión— y otra regular con tendencia ortogonal —la de menor dimensión. Las plazas comparten dos características. La primera, es que se conectan de forma directa con las calles perimetrales a través  de calles  peatonales y la segunda, es que se encuentran contiguas a las bahías o bolsas de estacionamiento. Una observación adicional respecto a la urbanización construida es que me da la impresión que en su planteamiento se contempló  la posibilidad de un crecimiento futuro de la urbanización hacia el este. Esto se evidenciaría  en algunos gráficos que presentan unas líneas segmentadas hacia esa zona. El futuro crecimiento se hubiera dado —vía expropiaciones— mediante la proyección hacia el sur de la calle Cornelio Miranda y mediante la proyección hacia el este de la calle peatonal Melchor Sevilla.

Figura 3

Accesos y tramas de diseño de la urbanización construida.

Fuente: ver código FF3.

ESPACIO URBANO.

Zonas recreativas y de estar. Las zonas recreativas y de estar de la urbanización residencial Diego Ferré están conformadas por  las plazas, por las bancas  y por los jardines públicos.

Carácter espacial urbano. Comprende el entorno público de la urbanización residencial  que se contrapone al entorno privado de dentro de la casa. Con relación al entorno público está conformado por calles perimetrales desde donde se accede a las calles peatonales que conducen a su vez a los jardines y a las plazas. Percibo que las dimensiones de todos estos espacios urbanos mantienen una relación armónica con las medidas y proporciones del cuerpo humano. Por otro lado, con relación al entorno privado este está conformado por los patios —extendidos y contenidos— de las casas. Ambos entornos componen un conjunto integrado de llenos y vacíos que forma parte del tejido físico de la ciudad de Chiclayo.

DISEÑO URBANO.

Forma de casas y agrupaciones. Las formas de las casas, las formas de las agrupaciones y las formas de las plazas de la urbanización residencial Diego Ferré se sintetizan en los siguientes esquemas.

Formas de casas: Tal y como lo muestra la Figura 4 las casas de la urbanización están construidas en lotes rectangulares. De forma general la dimensión del frente del lote es constante. En cambio, la dimensión de la profundidad del lote es variable. Las casas cuentan con dos patios. El patio social—más amplio— es del tipo extendido. El de servicio —más pequeño— es del tipo contenido.

Figura 4

Forma de la casa.

Fuente: ver código FF4.

Formas de agrupaciones:

Figura 5

Forma de agrupaciones. 

Fuente: ver código FF5.

            Como se puede apreciar en la Figura 5 las casas construidas en la urbanización residencial Diego Ferré presentan las siguientes formas de agrupación. Uno: escalonada en una fila combinando dos tamaños de lote. Dos: pares en una fila con remate de lotes girado a noventa grados en uno de los extremos de la fila. Tres: una fila combinando dos tamaños de lote con remate de lotes girado a noventa grados en uno de los extremos de la fila. Cuatro: una fila con remates de lotes girados noventa grados a ambos extremos de la fila. Cinco: pares en una fila combinando dos tamaños de lote. Seis: una fila. Al comparar estas formas de agrupación con las formas de agrupación que unos años después se utilizaron en las casas del barrio PREVI se puede ver algunas similitudes. Las casas construidas, al noreste del barrio PREVI, por Christopher Alexander de Estados Unidos  y las casas construidas por Charles Correa de la India, al noroeste del barrio PREVI, tienen en esencia la misma forma de agrupación que la forma de agrupación uno de la urbanización residencial Diego Ferré. También, las casas construidas, al norte del barrio PREVI, por el Atelier 5 de Suiza y las casas construidas por Luis Vier y Consuelo Zanelli de Vier de Perú, al suroeste del barrio PREVI, presentan similitudes con la forma de agrupación dos de la urbanización residencial Diego Ferré. Asimismo, las casas construidas, en el centro del barrio PREVI, por Toivo Korhonen de Finlandia y las casas construidas por Carlos Morales Machiavello y Alfredo Montagne de Perú, al norte del barrio PREVI, tienen la misma forma de agrupación que la forma de agrupación cinco de la urbanización residencial Diego Ferré . Además, las casas construidas por Kiyonari Kikutaki, Noriaki Kurokawa y Fumihiko Maki de Japón, al norte del barrio PREVI, tienen idéntica forma de agrupación que la agrupación número seis de la urbanización residencial Diego Ferré. Esta es pues otra de las similitudes que se evidencian al comparar los dos proyectos construidos.

Formas de plazas:

Figura 6

Forma de plazas.

Fuente: ver código FF6.

            Como se puede ver en la Figura 6 las plazas de la urbanización residencial Diego ferré presentan las siguientes formas: A la izquierda de la imagen se puede ver que a la plaza norte la limitan cuatro pasajes peatonales que se cruzan de forma aproximada a noventa grados. Su forma es regular. A la derecha de la imagen se puede ver que a la plaza sur la limitan cuatro pasajes que se cruzan a angulos no ortogonales. Su forma es irregular.

                Calles peatonales y plazas. La información referida a las calles peatonales de la urbanización residencial Diego Ferré la he organizado en dos grupos: en primer lugar, las calles peatonales de acceso. En segundo lugar, las calles peatonales interiores.

Calles peatonales de acceso .Tal y como se puede apreciar en la Figura 7 las calles peatonales de acceso a la urbanización residencial Diego Ferré son tres. Inicio la descripción de izquierda a derecha. En primer lugar, la calle peatonal de acceso ubicada al norte — permitía el acceso desde la avenida Francisco Bolognesi. Esta situada entre dos agrupaciones de casas —en la actualidad  se encuentra enrejada.  Conducía hacia la plaza norte. En segundo lugar, la calle peatonal de acceso ubicada al norte entre los volúmenes del conjunto del Seguro Social del Empleado —en la actualidad se encuentra enrejada. Para finalizar, las  última imágen muestra el tapiado de  la calle peatonal de acceso a la urbanización ubicada hacia el sur —permitía el acceso desde la calle Junín. Esta calle peatonal esta situada entre dos agrupaciones de casas y conducía hacia la plaza sur.

Figura 7

Calles peatonales de acceso.

Fuente: ver código FF7.

Calles peatonales interiores.En la Figura 8 se pueden ver las calles peatonales interiores de la urbanización residencial Diego Ferré. Inicio la descripción de izquierda a derecha. En principio, las dos primeras imágenes nos muestran —con diferentes posiciones de acercamiento—  la calle peatonal interior ubicada al este. Esta calle es tangente a la plaza sur  y remata en una pequeña área de jardín. A continuación, las dos imágenes finales muestran la calle peatonal interior ubicada al norte —la primera imagen nos muestra la vista de este a oeste y la segunda imagen nos muestra la vista de oeste a este— esta calle peartonal es tangente a la plaza norte. Considero que es el espacio urbano mas logrado por el diseñador. Al recorrerlo, desde el oeste hacia el  este, nos brinda la posibilidad de experimentar al salir de la calle peatonal y encontrar la plaza norte lo que Frank Lloyd Wright denominaba como la ruta del descubrimiento. Esta calle peatonal esta situada también, entre dos agrupaciones de casas. Siendo las casas que se ubican hacia el norte las casas de menor profundidad de la urbanización.

Figura 8

Calles peatonales interiores.

Fuente: ver código FF8.

Plazas y jardines.

Plazas. La urbanización residencial Diego Ferré cuenta con dos plazas las cuales están destinadas a la recreación pública. En este caso  de forma especial a la recreación pasiva. Una de las plazas se encuentra ubicada hacia el norte y la otra hacia el sur. La plaza que se encuentra ubicada hacia el norte es regular. Por el contrario, la que se ubica hacia el sur es irregular.  

Figura 9

Plaza sur. 

Fuente: ver código FF9.

            En la Figura 9 se puede ver —de izquierda a derecha— la vista aérea y la vista parcial de la plaza irregular ubicada hacia el sur de la urbanización. Se pueden apreciar las bancas con tres apoyos —algunas de las cuales se conservan en la actualidad— y las áreas de jardines propuestas en su interior. En la plaza predomina el pavimento, pero está rodeada de jardines que acompañan el acceso a las casas. Considero que la plaza sur por su posición, por su tamaño y por su forma es la de mayor jerarquía de la urbanización. Por posición, pues se ubica en la intersección de las tres tramas de diseño actuando como un elemento articulador  que integra al conjunto. Además,  la plaza está delimitada por los frentes de tres agrupaciones de casas .Por tamaño, puesto que es la de mayor dimensión. Por forma, ya que se destaca por su forma irregular dentro de un conjunto donde predominan las formas regulares. En la actualidad, de forma general, la plaza sur conserva sus características originales como se puede ver en la Figura 10.

Figura 10

Plaza sur estado actual.

Fuente: ver código FF10.

            En la Figura 11  se puede ver —de izquierda a derecha— la vista aérea y la vista panorámica de la plaza regular ubicada hacia el norte de la urbanización. Se pueden apreciar las actuales áreas de jardines propuestas en su interior. La plaza está rodeada de áreas de jardines —enrejadas en la actualidad— que acompañan el acceso a las casas. Considero que la plaza norte por su posición, por su tamaño y por su forma es la de menor jerarquía de la urbanización. Por posición, pues se encuentra ubicada dentro de la trama de diseño alineada con la avenida Francisco Bolognesi —trama 1—. Además, la plaza está delimitada por los frentes de solo dos agrupaciones de casas. Por tamaño, puesto que es la de menor dimensión. Por forma, ya que su forma regular se integra al  conjunto donde predominan las formas regulares.

Figura 11

Plaza norte.

Fuente: ver código FF11.

Jardines. La urbanización residencial Diego Ferré cuenta con áreas de jardines que acompañan los accesos a la urbanización y los accesos a las casas. Además, cuenta con áreas de jardín que por sus características se diferencian de las anteriores. En este punto me referiré a estas últimas. Estas áreas de jardines son dos. La primera se ubica hacia el este y la segunda hacia el oeste.  

            En la Figura 12 se puede ver —de izquierda a derecha— la vista aérea y la vista desde el oeste hacia el este del área de jardín que se ubica como remate de la calle peatonal Melchor Sevilla. Esta área de jardín se ubica entre dos agrupaciones de vivienda. Una agrupación le da parte de uno de sus  frentes y la otra agrupación le da su cara lateral —aunque esta cara lateral en la actualidad ha sido objeto de una subdivisión. Una característica de esta área de jardín es que se convierte en un elemento urbano que articula dos tramas de diseño. La trama uno alineada con la avenida Francisco Bolognesi y la trama tres alineada con la propiedad de la familia Vásquez Vasallo. Pienso que esta área de jardín de alguna manera evidenciaría la intención de plantear desde la Junta Nacional de la Vivienda una futura segunda etapa de la urbanización. Haciendo una comparación con lo que se acostumbra a hacer en la construcción esta área de jardín sería una de las mechas de acero que se dejan sobre las losas aligeradas para en el futuro continuar con el empalme del acero y el posterior  llenado de columnas para la construcción de un segundo nivel.

Figura 12

Jardín Este.

Fuente: ver código FF12.

            En la Figura 13 se puede ver —de izquierda a derecha— la vista aérea y la vista panorámica desde el suroeste hacia el noreste del área de jardín que se ubica adyacente a la calle peatonal Manuel Quezada. Esta área de jardín se ubica entre dos agrupaciones de vivienda. Una agrupación le da parte de uno de sus frentes y la otra agrupación le da su cara lateral. Se puede apreciar en las imágenes  la evolución de esta área. En un inicio se aprecia —en la vista aérea— el acceso a una gruta y ahora este espacio se ha delimitado a manera de oratorio. Al fondo de la imagen panorámica —en un segundo plano— se puede apreciar uno de los accesos peatonales al norte de la urbanización y el volumen menor del conjunto del Seguro Social del Empleado. Una característica de esta área de jardín —al igual que en el caso anterior— es que se convierte en un elemento urbano que articula dos tramas de diseño. La trama uno alineada con la avenida Francisco Bolognesi y la trama dos alineada con la avenida Santiago Luis Gonzáles.

Figura 13

Jardín Oeste.

Fuente: ver código FF13.

   AGRUPAMIENTO Y CARACTERÍSTICAS DE LAS CASAS.

   AGRUPAMIENTO DE LAS CASAS.

Figura 14

Agrupamiento de las casas.


 Fuente: ver código FF14.

                PLANIFICACIÓN. La urbanización residencial Diego Ferré está conformada por 78 casas distribuidas en 7 agrupaciones como se puede ver en la Figura 14. Las agrupaciones más grandes son dos y tienen dieciséis casas cada una. La agrupación más pequeña solo está conformada por cuatro casas. Las otras cuatro agrupaciones tienen  trece, doce, diez y siete casas cada una. Los ingresos a las casas fueron planteadas desde avenidas o calles peatonales.  Veintiocho casas dan hacia las vías perimetrales —Francisco Bolognesi, Santiago Luis Gonzales y Junín. De las cuales doce casas fueron planteadas con puerta de acceso desde las calles perimetrales —seis hacia la avenida Francisco Bolognesi y seis hacia la avenida Santiago Luis Gonzales. También, cuatro  casas tienen una cara lateral hacia las vías perimetrales —una hacia la avenida Francisco Bolognesi, dos hacia la avenida Santiago Luis Gonzales y una hacia la calle Junín. Asimismo, trece casas tienen su elevación posterior hacia una calle perimetral—todas hacia la calle Junín. Llama la atención que a estas últimas casas, a pesar de tener su elevación posterior hacia una vía, no se le haya podido generar algún tipo de relación con esta teniendo en cuenta que es el lado de la urbanización más expuesta a su entorno. Ninguna casa tiene su ingreso desde la calle Junín. A nivel general los lados más largos del lote son perpendiculares a las calles o avenidas.

PLANOS  DE LA CASA.

Figura 15

Distribución de la casa.

Fuente: ver código FF15.

CONCEPTO DE LA CASA. Como se puede ver en la Figura 15 las casas se desarrollan en lotes alargados y en dos niveles. Las casas están organizadas en  tres zonas: una zona social, una zona de servicio —ambas en el primer nivel— y una zona íntima —en el segundo nivel. Estas zonas se articulan desde un espacio de distribución. Las casas cuentan con dos patios uno extendido hacia la zona social y uno contenido en la zona de servicio. Las variaciones en la longitud del lote son ajustadas con variaciones en la distribución, pero manteniendo el concepto de la casa. Tal como se vio en la primera parte de este trabajo de investigación el presidente Belaunde pensaba que se debía entregar a los habitantes una vivienda terminada para de esta manera garantizar las calidad de vida de los  habitantes (Kahatt, 2015). Por ello, en el diseño de la distribución espacial de las casas de la urbanización no se consideró el criterio de expansión.

         UNIDADES CONSTRUIDAS. En la urbanización residencial Diego Ferré se construyeron 78 unidades de casa habitación. A continuación veremos el desarrollo de sus principales características.

DISEÑO DE LA CASA. En la urbanización residencial Diego Ferré se construyeron casas con dos tipos de distribución de ambientes que en esencia es la misma. Una distribución de ambientes es el reflejo de la otra. Esto se logró por medio de la  colocación equilibrada de los componentes equivalentes de las casas en torno a un eje de simetría que ambas comparten. Este eje de simetría  —según sea el caso— se ubica en el eje estructural de uno de los muros medianeros de la casa. Estos dos tipos de  distribuciones de ambientes se van alternando a lo largo de cada una de las agrupaciones de las casas. A cada casa —según su ubicación— se accede desde una avenida o desde una calle peatonal interior. Como se puede ver en la Figura 15 la casa está dividida en dos niveles. En el primer nivel el acceso —a través de un pequeño pasillo— conduce al baño de visita y a un espacio de distribución. Este espacio de distribución permite acceder a las diferentes zonas de las casa de manera independiente, es decir, sin cruce de circulaciones. En el primer nivel desde el espacio de distribución se accede, a la zona social —conformada por sala, comedor y patio extendido—, a la zona de servicio —conformada por cocina, patio-lavandería, cuarto de servicio y baño de servicio— y a la escalera que conduce al espacio de distribución del segundo nivel donde se ubica la zona intima. Este espacio de distribución —en el segundo nivel— permite el acceso a los 3 dormitorios —dos de ellos con closet— y a un pequeño pasillo que conduce a un baño completo. Todos los ambientes de la casa ventilan e iluminan de forma natural  con excepción de la escalera que tiende a ser un espacio oscuro. La ventilación e iluminación de los ambientes es a través de los patios y la fachada. El baño de visita en el primer nivel y el baño completo en el segundo nivel ventilan e iluminan desde la calle peatonal  o la avenida. El baño de servicio ventila e ilumina desde el patio extendido o desde la calle —Junín— según la ubicación de la casa. La cocina y el cuarto de servicio ventilan e iluminan desde el patio de servicio. Los ambientes interiores de la zona social ventilan e iluminan desde la avenida o calle peatonal y desde el patio extendido —es la única zona de la casa que cuenta con ventilación cruzada a través de la ventana de la sala y la mampara del comedor. Los dormitorios en el segundo nivel ventilan e iluminan desde la avenida o calle peatonal o desde los aires del patio de servicio y el patio extendido. Llama la atención que estos dos tipos de distribución —que como ya mencione en esencia es la misma— se hayan utilizado en nueve orientaciones diferentes como se puede ver en la Figura 15. Esto evidencia que el criterio de soleamiento no fue determinante en el diseño de la distribución de ambientes de la casa y menos aún en el planteamiento de la distribución de las agrupaciones en la urbanización.

TAMAÑOS DE LAS CASAS. En la urbanización residencial Diego Ferré se construyeron diferentes tamaños de casas, pero todas presentaban las mismas distribuciones de ambientes con pequeños ajustes según su ubicación en el terreno de la urbanización. La dimensión de la longitud de las casas fue variable y estuvo comprendida —de forma aproximada— entre los trece metros y los dieciséis  metros de largo. La dimensión de los frentes de forma general fue constante y fue de alrededor de seis metros a eje de muro medianero. Del total de casas construidas solo se construyeron tres unidades de las casas más pequeñas.

ARQUITECTURA COMO ARTE. En la obra construida se evidencia la aplicación de criterios estéticos, funcionales y técnicos. Me enfocaré aquí en el desarrollo de los criterios estéticos. Mirando de manera detenida la forma específica de la casa puedo identificar características visuales, las cuales se relacionan entre si componiendo su cualidad estética. La casa y el conjunto presentan un contorno geométrico rectilíneo. Es una composición racional, donde el predominio de los ángulos rectos aporta a la claridad y a la uniformidad visual la cual es enriquecida con la diversidad de tamaños de los vanos rectilíneos que evitan la monotonía visual del proyecto construido. La forma de los vanos responde a las necesidades específicas de cada espacio de la casa. No hay vanos iguales en espacios que cumplen funciones diferentes como se puede ver en la Figura 16.  Al ver la casa y la forma en que los vanos fueron dispuestos en los elementos que delimitan cada espacio se me vino a la mente el recuerdo de la primera de las siete invariantes de la arquitectura moderna que Bruno Zevi (1999) propugnó y a la que denominó como “el catalogo como metodología del proyecto”. Esta invariante la definió  como “el principio genético del lenguaje moderno” (p.21). Pienso que es útil aquí recordar lo que el arquitecto italiano nos dice respecto a esta invariante. De forma especial lo que nos dice respecto  a las ventanas. Zevi (1999) manifiesta:

Cada ventana es una palabra que tiene validez por sí misma, por lo que dice, por aquello para lo cual sirve; no hay que situarla en línea, no hay que proporcionarla. Puede adoptar cualquier forma: rectangular, cuadrada, circular, elíptica, triangular. Ser compuesta, tener un perfil libre…No hay razón para uniformar las ventanas, anulando su especificidad; al sustraerlas del imperio clasicista se conseguirá que, cuánto más diversas sean, más eficaces resulten, porque se convertirán en vehículos de mensajes plurales. (p.22)

Figura 16

Vanos de las casas.

Fuente: ver código FF16.

A partir de lo que veo en la casa  y lo que leo en el ensayo de Zevi  puedo inferir entonces que de algún modo y de forma específica en la disposición de los vanos  de las casas de la urbanización residencial Diego Ferré el diseñador quizá de manera adelantada  —pues el ensayo de Zevi “El lenguaje moderno de la arquitectura. Guía al código anteclásico” correspondía junto con otros dos ensayos  a los años 1973 - 1974— o quizá no, aplicó la primera de las invariantes de la arquitectura moderna establecidas por Bruno Zevi —muy interesante—. Siguiendo con la descripción de la cualidad estética de la casa tenemos que el elemento primario que predomina en su forma es el volumen. Le sigue el plano el cual define el volumen espacial del área semipública de ingreso a la casa. Como se puede ver en la Figura 16 desde el exterior la casa se percibe como una dualidad conformada por un sólido y un vacío. En lo referido al color en su exterior predomina la luminosidad y el brillo del color blanco que sirve como fondo para el desarrollo de las actividades de las personas en los espacios públicos destacando los valores medios y oscuros  de la vegetación  y el mobiliario urbano. La casa se ve proporcionada en sus dimensiones. Cada elemento tiene relación con el todo dentro de la composición. Ningún elemento se ve demasiado pequeño o demasiado grande. Las casas presentan escala humana. Sus elementos —puertas, ventanas, desniveles, escaleras, etc. — están adecuados a los requerimientos dimensionales de alcance, distancia o movimiento de las personas. La zona social de la casa  —sala y comedor— presenta un equilibrio simétrico que enfatiza los extremos del eje de simetría al ubicar los vanos de la mampara que da al patio extendido  y de la ventana que da al exterior de la casa. En el exterior la fachada de la vivienda es asimétrica, pero al combinarse con la fachada de la casa vecina la composición se convierte en simétrica. Todos los elementos de la fachada comparten formas ortogonales lo que le da armonía al conjunto. Asimismo, los diferentes tamaños de las formas introducen cierta variedad a la composición. La repetición de las casas a lo largo de una trayectoria lineal le confiere a la composición un ritmo interesante. Las estructuras de la fachada crean un ritmo natural así como el tamaño y la forma de los elementos individuales fortalece la naturaleza de la secuencia rítmica. En la composición se percibe de forma predominante un ritmo vertical marcado por las estructuras y un ritmo estratificado marcado por el sólido y el vacío. El vacío en la fachada que delimita el ingreso a la casa se constituye en el elemento dominante de la composición es el elemento con mayor énfasis visual que capta nuestra atención al cortar la continuidad del patrón de la composición. Los materiales de las diferentes superficies de la casa son percibidos por nuestros sentidos de la vista y el tacto los cuales se  entrelazan con sus texturas. Entre los más característicos tenemos: la veta de la madera en las escaleras y el parqué, la textura real y la textura  visual generada por los materiales en paredes y pisos,  las superficies suaves y brillantes de la mayólica blanca de pequeño formato —muy linda por cierto— en los espacios expuestos al agua y la humedad. Con relación al color se emplearon valores de color con alto grado de luminosidad en el techo  y paredes. Por el contrario, colores con tendencia a la oscuridad en los pisos. Estos colores sirvieron como fondo al mobiliario de cada uno de los espacios de la casa. En resumen considero que las casas construidas en la urbanización residencial Diego Ferré tiene un buen diseño. Los espacios permiten desarrollar con comodidad las actividades propias de cada ambiente. Es una casa económica que sigue vigente, a pesar del tiempo transcurrido. Me gusta mucho su aspecto y estoy seguro que tiene un significado diferente y especial para cada una de las 78 familias de la primera generación que se establecieron en ellas en los inicios de la urbanización residencial.

CARACTERÍSTICAS ESPECIALES. En este punto deseo destacar tres características que aprecio del diseño de la casa y que considero especiales. En primer lugar, el pequeño espacio semipúblico ubicado antes del ingreso a la casa como se puede ver en la Figura 17. La propuesta espacial  nos regala un espacio de transición —a nivel— entre lo público de la calle y lo privado de la casa. Este espacio no interrumpe el flujo de la circulación peatonal.  Es un espacio que protege —según sea el caso— del sol, del viento o de la lluvia mientras se esta a la espera de  interactuar con los habitantes de la casa. Es un espacio que lo percibo confortable desde el punto de vista térmico sobretodo en los días calurosos. Pienso que sería muy bueno para la ciudad y su población si este tipo de propuestas espaciales son utilizadas con mayor frecuencia en el diseño arquitectónico pues revela un acto de desprendimiento y generosidad con la ciudad al compartir una pequeña porción del área del lote que bien pudo ser exclusivo de la casa. Puedo ver con entusiasmo que  algunas de las casas aun  conservan el espacio tal y como fue concebido. Muchas otras lo han transformado por que no se adaptó en el tiempo a sus cambiantes necesidades.

Figura 17

Espacios intermedios. 

Fuente: ver código FF17.

            En segundo lugar, aprecio varias de las características de los baños de la casa. En principio, la ubicación del baño de visita —o medio baño— al pie de la entrada lo cual permite la realización de la actividad de aseo parcial al entrar o salir de casa —pienso que su ubicación  ha sido y es de mucha utilidad sobre todo durante la época de pandemia donde pudo ser utilizado como un espacio de desinfección. Asimismo, otra característica que aprecio de los baños y que considero especial es que son ventilados de manera natural sin utilizar los insanos ductos de ventilación. En la casa las ventanas de los baños dan de forma directa  hacia la avenida,  hacia  la calle peatonal o hacia un patio según la ubicación de la casa —algo que considero muy importante, aunque algunos profesionales de la arquitectura piensan que no es lo adecuado porque les “malogra la fachada”. Las ventanas de los baños —se podría decir— se han convertido en uno de los elementos de la casa que no han sufrido mayor modificación respecto a su ubicación y se han convertido en un rasgo distintivo de las casas de la urbanización residencial Diego Ferré como se puede ver en la Figura 18. Para finalizar, otra característica referida a los baños, en forma específica al baño del segundo nivel, es que en su distribución cuenta con un espacio para un bidé —bidet en francés— que es un aparato sanitario muy útil que permite la higiene íntima de las personas —de forma lamentable cada vez más en desuso en las propuestas actuales de distribución de baños completos de las casas.

Figura 18

Vanos de los baños como elementos característicos de las casas y de la urbanización.

Fuente: ver código FF18.

            Por último, una característica que deseo destacar del diseño de la casa y por la cual  tengo un especial aprecio es la manera en que se usó la carpintería metálica en combinación con el vidrio crudo para el cerramiento de los vanos de mamparas y ventanas. Las hojas de la  carpintería metálica se abren de diversas maneras como se puede ver en la Figura 19. Me llamó mucho la atención el uso ventanas con hojas proyectantes que abren a manera de toldo  en la zona de servicio. Un rasgo especial e inconfundible de la casa es la pequeña  mampara batiente abalconada del dormitorio principal que mira hacia el exterior de la casa —la avenida o la calle peatonal. Esta presenta una barandilla de carpintería metálica a modo de balcón. Es una pena que por motivos de seguridad —según manifiestan los propietarios— varias casas ya no cuenten con este detalle. Este mismo concepto de mampara abalconada fue utilizado años después en las viviendas construidas al sur este del barrio PREVI por el equipo francés —conformado por:  George Candilis, Alexis Josic y Shadrach Woods— con la única diferencia que la puerta era de una hoja y no tenía barandilla sino una malla metálica anclada a las paredes. Esta es pues otra similitud —aunque pequeña— con el barrio PREVI.

Figura 19

Carpintería metálica.

    Fuente: ver código FF19.

SISTEMA ESTRUCTURAL. Se utilizó un sistema estructural plano conformado por muros de carga y losas. Los muros de carga  transmiten las fuerzas de compresión a la cimentación y se complementan con muros transversales como refuerzos de los muros de carga. Es preciso mencionar y recordar que los muros de carga son medianeros.

IMÁGENES EXTERIORES.

Figura 20

Imágenes exteriores de las casas.

 
Fuente: ver código FF20.

            A la izquierda de la Figura 20 se puede apreciar —en los inicios de la urbanización residencial Diego Ferré— la vista exterior de parte de una agrupación de casas con frente al estacionamiento adyacente a la plaza sur. A la derecha de la Figura 20 se puede apreciar la vista exterior actual de tres casas perimetrales ubicadas  en la avenida Francisco Bolognesi que aún conservan la mayor parte del diseño original de la casa.

Figura 21

Imágenes panorámicas exteriores de las casas ubicadas en las avenidas y la calle perimétrica.

Fuente: ver código FF21.

            En la parte superior de la Figura 21 se puede apreciar la imagen exterior de las casas que se ubican con frente hacia la avenida Santiago Luis Gonzales la cual recorre la ciudad de sur a norte. También, se puede apreciar hacia el extremo sur el  ingreso principal a la urbanización que es a la vez peatonal y vehicular. Este ingreso en la actualidad esta enrejado. Hacia el norte se puede apreciar la torre del conjunto construido para el Seguro Social del Empleado. En la parte central de la Figura 21 se puede apreciar la imagen exterior de las casas que se ubican con frente hacia la Avenida Francisco Bolognesi la cual recorre la ciudad de oeste a este. También, se puede apreciar hacia el extremo este  el  ingreso que es a la vez peatonal y vehicular en la actualidad enrejado. Asimismo, en la parte central  y entre los volúmenes del conjunto construido para el Seguro Social del Empleado se pueden apreciar  los ingresos a las calles peatonales  que en la actualidad se encuentran enrejados. En la parte inferior de la Figura 21 se puede apreciar la imagen exterior de la parte posterior de las casas —en su estado actual— que se ubican con frente hacia la calle Junín la cual recorre la ciudad de oeste a este. Se puede apreciar el estado de descuido del espacio urbano y hacia el este el ingreso peatonal tapiado.

IMÁGENES INTERIORES.

Figura 22

Imágenes interiores de las casas.

Fuente: ver código FF22.

            A la izquierda de la Figura 21 —arriba y abajo— se puede ver el espacio interior de la zona social de dos casas que comparten un muro medianero. Este es el único espacio en las casas que presentan como una de sus características la simetría. A continuación, al centro y a la derecha de la parte superior de la Figura 21 se pueden ver dos imágenes interiores de cada una de las  escaleras que conducen a los respectivos segundos niveles de las casas. Se puede ver que una escalera se ha modificado con un cerramiento en su parte inferior. Por el contrario, en la otra se mantiene el diseño original donde se puede apreciar la forma curva del fondo de la escalera.  Ambas escaleras conservan los pasos y contrapasos originales en madera. Asimismo, se puede apreciar el pasamano que aún conserva el diseño original. Los pisos del espacio de distribución en ambos casos han sido modificados. En la parte inferior derecha de la Figura 21 se puede apreciar la llegada de la escalera hacia el espacio de distribución en el segundo nivel de una de las casas. Obsérvese los ingresos a los dormitorios y el pasillo que conduce al baño. El pasamano de la escalera se convierte en la baranda del pasillo lo que le da continuidad al diseño.

Al finalizar  esta breve descripción de la secuencia de hechos y de las características de los componentes que formaron parte del proceso que dio origen a este programa de vivienda de interés social —que comprende la tercera parte del trabajo de investigación— es posible determinar que se han evidenciado algunos rasgos similares entre la urbanización residencial Diego Ferré (Chiclayo-Perú) y el barrio PREVI (Lima-Perú). Entre los más importantes puedo mencionar las siguientes: la urbanización y el barrio se caracterizan por ser —en su origen— barrios de alta densidad y de baja altura. Un segundo rasgo de similitud entre la urbanización y el barrio es que ambos se caracterizan por ser en esencia barrios peatonales. También, es posible afirmar que la urbanización y el barrio tienen en común al menos cuatro formas de agrupamiento de casas y además, se ha evidenciado la similitud en el uso de la mampara abalconada en uno de los dormitorios del  segundo nivel de las casas construidas al sur este del barrio PREVI — por el equipo francés— y las casas de la urbanización residencial Diego Ferré. Por otro lado, las mayores diferencias —según mi criterio— entre la urbanización y el barrio están determinadas en primer lugar,  porque  el proyecto de la urbanización no trajo consigo algún tipo de innovación en materia constructiva y en segundo lugar, por los tipos de casas ofrecidas. La urbanización ofrecía casas terminadas y el barrio ofrecía casas con crecimiento progresivo.

CUARTA PARTE

        En esta parte final del trabajo de investigación considero que es oportuno el reflexionar y hacer una valoración de este programa de vivienda de interés social planificado y ejecutado desde la Junta Nacional de la Vivienda en la ciudad de Chiclayo. En primer lugar, queda claro que el proyecto construido es el reflejo del pensamiento del presidente Belaunde sobre todo en lo referido a la “propuesta de un crecimiento ordenado de la ciudad” y a “una política pública de vivienda construida” (Calderón, 2016, p. 169). Pienso que un desacierto de este programa —desde el punto de vista social y económico— fue el tener como beneficiarios a empleados en el lugar de obreros o personas de menores recursos económicos teniendo en cuenta sobre todo la buena localización en la ciudad de Chiclayo de la urbanización residencial Diego Ferré y la existencia de varios miles de personas que vivían hacinadas en casas de vecindad como referí en la segunda parte de esta investigación. Es decir, en mi opinión debió ser un barrio de obreros, o de migrantes o de personas de bajos recursos económicos en lugar de ser un barrio de empleados. John Turner (2018) de manera empírica y provisional propone —en 1966— “tres funciones esenciales que cualquier alojamiento debe satisfacer con el fin de convertirse en una realidad externa: cobijo, seguridad y localización” (p.80).Turner (2018) sostiene que estas funciones esenciales van variando en el orden de prioridad según va variando a su vez el nivel de ingresos económicos de las familias. Como la modernidad de la casa —el cobijo— y la propiedad del suelo —la seguridad— ya estaban garantizadas por la política pública de vivienda construida impulsada por el presidente Belaunde me detendré en la función de localización. Tal y como explica Turner (2018) para una familia muy pobre cuyos ingresos son bajos lo más importante es vivir en un sitio que permita un fácil acceso a su lugar de trabajo, a sus redes de soporte —familia, parientes o amigos—, a donde se venda comida asequible, a equipamientos, etc. Así pues la localización de la casa se convierte en un factor importante o  esencial —según el nivel de ingreso—  para subsistir y así poder generar algo de ahorro para pagar el alquiler, la cuota de un préstamo o los materiales para ser usados en el crecimiento progresivo de la casa. Por el contrario, un empleado tiene mayores ingresos y la posibilidad de gastar dinero en movilizarse ya sea en movilidad propia o pública para acceder a los mismos lugares. Está claro que los aportes de un obrero no son iguales en monto económico a los de un empleado, esto pudo tener influencia en el programa de ambientes  de la casa o en el modo de financiar el proyecto. Quizá la casa pudo tener una menor área construida en favor de una mayor área libre —al suprimirse por ejemplo el cuarto y baño de servicio al no estar una familia obrera en posibilidades de pagar a una persona para que se haga cargo del servicio doméstico— o mejor aún pudo plantearse una casa con crecimiento progresivo en la que las familias beneficiarias  puedan —de acuerdo a sus posibilidades económicas — hacerla crecer y adaptarla en el tiempo a su gusto y a sus nuevas necesidades. Si la urbanización residencial Diego Ferré hubiera sido una urbanización para obreros o personas de menores recursos económicos se hubiera podido reducir el número de plazas para autos en las bahías o bolsas de estacionamiento, ya que un obrero por lo general no contaba con movilidad propia. Así pues se hubieran podido sumar un mayor porcentaje de áreas verdes o quizá un par de casas más o algún tipo equipamiento comunal tan necesario en la ciudad. En síntesis si un terreno —que pertenece al Estado— tiene una buena localización le será de mayor beneficio a una persona que percibe menores ingresos económicos que a un empleado. Pienso que se debió dar la ayuda a quien más la necesitaba. En términos médicos se debió priorizar la emergencia antes que la urgencia.

            En segundo lugar, deseo reflexionar sobre el impacto que ha tenido en la ciudad de Chiclayo (Perú) la parte sur del diseño de  la urbanización residencial Diego Ferré desde el punto de vista de la integración física y social con su barrio vecino San Francisco —un barrio en su origen marginal y que ya existía cuando se empezaba a construir la urbanización residencial Diego Ferré. Pienso que la decisión del proyectista de plantear que en el diseño de la urbanización todas las casas que conforman la agrupación sur —ubicada en el límite con la calle Junín— le den la espalda al barrio de San Francisco no fue la adecuada. Esta decisión ha generado la presencia de una barrera física que impide la interacción social entre ambos barrios. Asimismo, ha originado que parte de esta calle se convierta en un espacio público con signos evidentes de descuido. Al no existir ningún tipo de flujo peatonal que se relacione  con las casas —solo se propuso como vimos en la parte tres de esta investigación un acceso peatonal que en la actualidad está clausurado— la calle se convierte  en un espacio sin vigilancia donde todo es posible. La población lo percibe con facilidad como un lugar propicio para botar basura, como un baño público al aire libre, etc. Ello origina contaminación visual y ambiental que la padecen las familias residentes en el barrio San Francisco perjudicando así su salud  mental y  física debido a la presencia de malos olores, de insectos, etc. Pienso que el proyectista pudo por lo menos considerar un ingreso secundario en cada casa para generar movimiento e interacción social en la calle. Se pudo también, alternar cada dos casas entre el frente y la espalda de la casa o mejor aún colocar algún tipo de equipamiento que pueda ser usado no solo por los residentes de la urbanización residencial Diego Ferré, sino también por los residentes del barrio San Francisco. A la luz del tiempo transcurrido y de las evidencias observadas puedo inferir que la decisión tomada por el diseñador —en esta parte de la urbanización—  ignoró con su planteamiento al barrio vecino San Francisco imposibilitando así la tan deseada interacción social entre los barrios lo que a su vez ha originado el debilitamiento del tejido social en esta pequeña parte de la ciudad. Este es pues un pequeño ejemplo de como la ciudad como hecho físico es el reflejo de los prejuicios, intereses y temores de los profesionales y la comunidad que la genera. Es preciso recordar aquí lo que Ludeña (2004) nos dice al respecto:

Así como el hombre transforma su medio ambiente para luego ser transformado por éste, la ciudad expresa en términos físicos a la sociedad que la produce... La ciudad no solo refleja especularmente las tragedias o esplendores de una sociedad, sus divisiones sociales internas o múltiples intereses que existen en ella: la ciudad realiza también por sí misma la miseria y la fortuna, produce y reproduce las distancias sociales o las diferenciaciones que imponen los efectos de una compleja división técnica y social al interior de la producción urbana. (p.29)

            En esta misma línea referida al debilitamiento del tejido social y del tejido físico de la ciudad y —en palabras de Ludeña— a la ciudad como productora y reproductora de las distancias sociales quiero hacer referencia a un fenómeno cada vez más presente en muchas ciudades del mundo  y  que también se presenta en la urbanización residencial Diego Ferré de la ciudad de Chiclayo —aunque es preciso mencionar, que en este caso la  responsabilidad del fenómeno  recae en los residentes de la urbanización. El fenómeno al que hago referencia es el de la apropiación del espacio que pertenece a la ciudad. Este tipo de apropiación o privatización —atendiendo al origen de la iniciativa— es denominada por Díaz-Albertini (2016) como la “Comarca” en referencia a una de las “tres grandes instituciones del Medioevo” (p.21). —las otras dos eran “el Feudo” y “la Feria”. Los espacios públicos de la urbanización residencial Diego Ferré han sido privatizados en su totalidad por sus residentes. El terreno del Estado  —expropiado por la Junta Nacional de la Vivienda— ha pasado a ser “propiedad” de los vecinos. Han colocado rejas con casetas de control improvisadas en los dos accesos que eran a la vez vehiculares y peatonales. Han clausurado los  accesos de las calles peatonales colocando cercos de rejas o construyendo una pared de ladrillo. Sin duda estos hechos restringen de manera evidente la libertad de tránsito de las personas que habitan en los alrededores de la urbanización generándoles mayores recorridos en sus desplazamientos por la ciudad con el consecuente dispendio de su tiempo. Diaz-Albertini (2016) refiriéndose al tipo de privatización del espacio público denominado como la Comarca nos explica: “la privatización nace del usuario mismo, como resultado combinado de su mayor sentido de individualismo, el temor a la inseguridad y el deseo de distinguirse socioeconómicamente…” (p.22). Pienso que sería de utilidad para la ciudad el indagar acerca de cuál de los tres factores es el que predominó en la decisión tomada por los vecinos de la urbanización para apropiarse de este espacio de la ciudad y en base a ello encontrar una solución al origen del problema. Con relación al mismo tema  Diaz- Albertini (2016) esta vez citando a Vega Centeno nos dice: “La comunidad local se apropia del espacio público —normalmente parques y calles— excluyendo a los distintos. Impone a la ciudad un tramado fragmentado y desarticulado, a la vez que genera un sentimiento de exclusión” (p.22). Es preciso mencionar que esta urbanización no fue planificada desde el Estado como una urbanización cerrada. Los vecinos en un acto, a todas luces egoísta, se apoderaron de lo que pertenecía a la ciudad. Considero que a nivel general es justo y es necesario el liberar las zonas de la ciudad donde se presentan este tipo de apropiaciones del espacio público resolviendo de manera inmediata a través del diálogo y el consenso las causas del problema que origina esta apropiación y favoreciendo de este modo la integración física y espacial de los barrios vecinos sin la exclusión de alguien por más distinto que este sea.

            Por último, deseo reflexionar acerca de la capacidad que demostró el Estado para elaborar y ejecutar programas de vivienda de interés social como el de  la urbanización residencial Diego Ferré. La calidad del proyecto en sí es innegable —como todo en la vida ha tenido desaciertos, pero considero que son los aciertos los que se imponen. Si se hace un ejercicio de comparación —a pesar del tiempo transcurrido y la diferencia de los contextos— de los espacios urbanos y los espacios arquitectónicos que se ejecutaron por el Estado en la urbanización residencial Diego Ferré con los espacios urbanos y los espacios arquitectónicos que se ofrecen en la actualidad  para el mismo nivel socioeconómico por parte del sector privado con la ayuda en la promoción y financiamiento del Fondo MI VIVIENDA S.A —entidad adscrita al Ministerio de Vivienda Construcción y Saneamiento en Perú— es evidente que la calidad de la urbanización y de las casas que se entregó desde la Junta Nacional de la Vivienda supera —en mi experiencia— por mucho  a las urbanizaciones  y casas  que se entregan en la actualidad desde el sector privado. Las supera, desde mi punto de vista, en la calidad de los espacios urbanos, en la calidad del diseño arquitectónico,  en las dimensiones de los ambientes de las casas, en la calidad de los materiales, en la calidad de la ventilación e iluminación natural y ni que decir en la localización. Muchos de los proyectos de vivienda diseñados y construidos en la actualidad en el Perú  —en especial para las personas de menores ingresos económicos— están muy mal localizados en las ciudades  ya sea por estar en zonas de alto riesgo o en pendientes inadecuadas  o por estar muy alejadas en la periferia de las ciudades generando a las familias residentes dispendio de  su tiempo y dinero. Una vivienda social no puede estar mal localizada y no puede generar a las familias más gastos que ahorros, sino será en el mejor de los casos una vivienda bien diseñada, pero no una vivienda social que contribuya a que la familia beneficiaria salga de la situación económica vulnerable en la que se encuentra. Pienso que es sano el  preguntarnos  ¿por qué antes se ejecutaban desde el Estado —con todos sus errores— programas de viviendas de interés social como el de la urbanización residencial Diego Ferré y ahora eso ya no es posible?  ¿Qué es lo que ha cambiado en estas últimas décadas?  ¿Será que cambiaron las leyes que daban sustento a este tipo de programas? Y si cambiaron  ¿por qué  se cambiaron? ¿A qué intereses responde el nuevo marco legal y a quienes beneficia? ¿Será que a alguien le conviene que las personas con menores recursos económicos sigan malviviendo en lugares mal localizados generándoles más gastos que ahorros? ¿Será que los recursos humanos  que estaban involucrados en la programación, formulación, evaluación, ejecución y funcionamiento  de los programas de vivienda de interés social en el Estado hace unas décadas estaban mejor preparados y tenían mayor vocación de servicio que los de ahora? Estoy seguro que investigando y encontrando las respuestas a estas preguntas se puede, de alguna manera, hacer planteamientos que contribuyan a corregir el rumbo y emprender la búsqueda del camino correcto a seguir para  recuperar el nivel de calidad en la ejecución de programas de vivienda de interés social que se demostró desde el Estado hace ya más de medio siglo. En esa misma línea, considero que es pertinente el evaluar de forma periódica todo lo que se ha planificado y ejecutado desde el Estado en materia de vivienda, si fuera posible, desde el siglo XX en adelante. Esta evaluación es posible hacerla de manera dependiente o independiente. Hay que hacerla con convicción. Documentarla. Digitalizarla. Comunicarla. Esto va a hacer posible en la práctica comparar lo planificado con lo ejecutado y de este modo determinar si se cumplieron o no los objetivos de cada uno de los programas de vivienda ejecutados desde le Estado. Además, va a permitir no repetir los errores del pasado y posibilitar la optimización y adaptación de los aciertos en los nuevos programas de vivienda de interés social que se ejecuten en nuestro país. En síntesis facilitará la sistematización de cada una de las experiencias las que deberán ser compartidas a manera de lecciones aprendidas. De este modo  se podrá ingresar en la práctica, tal y como lo explica Chamoun (2002), en un ciclo virtuoso de mejora continua —el conocido  Ciclo de Deming— con sus ya consabidas etapas de planificar (proceso de planeación),  hacer (proceso de ejecución), verificar (proceso de control) y actuar (procesos de planeación adicional y ejecución).

        Si usted llegó hasta aquí valoro mucho su interés y le agradezco el tiempo que reservó para la lectura de este trabajo de investigación. Deseo despedirme con un fragmento de la parte final de la introducción  de la obra  Habitat y logement de J. E. Havel escrita en París en 1957 que si bien esta referida al problema de la vivienda en Francia y Europa, tiene plena vigencia en estos días y en esta pequeñita parte del mundo —como ya se advertía allá por 1964  en la contracubierta de su obra—. Havel (1964) en el referido fragmento se cuestiona:

¿Por qué nuestra civilización no tiene las habitaciones y viviendas que corresponden, en calidad y cantidad, a su grado de desarrollo? Tenemos todas las cámaras fotográficas y todos los aviones ultramodernos que queramos, y no tenemos las viviendas necesarias. En las civilizaciones primitivas, llamadas “subdesarrolladas”, casi siempre el número de casas, tiendas o chozas, concuerda con las exigencias de su nivel de vida, pero nuestra civilización moderna, pese a la extraordinaria capacidad demostrada para utilizar las fuerzas de la naturaleza, fracasa en una de sus tareas fundamentales. (p.8)

            Nos corresponde pues estar enfocados —desde nuestro lugar y con nuestras posibilidades—  en hacer todo lo necesario para salir como civilización de lo que en palabras de Havel constituye un fracaso.