El sol se oculta para iluminar otras ciudades, no descansa. La mínima intensidad de su luz es suficiente para percibir detalles del paisaje, en oposición, después de horas sin uso el hombre enciende la luz de los faroles que aún con su máxima intensidad resultará insuficiente para contemplar el paisaje durante la noche.
Como en todo orden de cosas ¡ lo natural es mejor !